sábado, 29 de agosto de 2009

CREATIVIDAD PERSPECTIVAS

PERSPECTIVAS SOBRE LA CREATIVIDAD
La creatividad tradicionalmente en sus definiciones ha sido considerada como una capacidad y una habilidad de pensamiento que lleva al ser humano a generar una producción original y novedosa, en concordancia con estos planteamientos también se estima como un producto por cuánto la creatividad se manifiesta en los resultados y materializaciones de la idea. Esta concepción enraizada en un paradigma esencialmente positivista, ha orientado los esfuerzos a la elaboración, desarrollo y aplicación de instrumentos para medir y fortalecer tanto la conducta y el comportamiento creativo, como a fortalecer en el individuo habilidades para el logro de competencias que lo lleven a la obtención de frutos originales y valiosos. Nuestra educación y ejercicio disciplinar han estado cobijados por esta visión, etiquetando al sujeto como procesador mental, generador de productos y actor protagónico de entrenamiento en una visión aunque válida, limitada y reduccionista de la dimensionalidad creativa.

Esta visión está siendo superada con la apertura de nuevos paradigmas referidos al pensar y a las maneras de hacer ciencia que con el mismo rigor y validez, pero desde distintos enfoques interpretativos, comprensivos, emancipadores, y aún desde los explicativos pero flexibles a lo múltiple y trascendente de lo productivo, han logrado abrir caminos de estudio y desarrollo de la creatividad con una visión más allá del funcionalismo y el estructuralismo; son aquellos que encuentran en la cotidianidad de la existencia humana en una dinámica integradora, nuevas rutas de acercamiento a la creatividad que sobrepasan el ámbito instrumental y la utilización de caminos convergentes o caminos basados solo en leyes fundadas en nuestra precaria percepción, dejando de lado potencialidades y senderos que con igual intención nos apoyan la pregunta por nosotros mismos y la interacción dinámica del sujeto con el cosmos.

M.Tirado (1998) plantea que la creatividad hay que trascenderla de las técnicas, solo es posible comprenderla en una permanente construcción en la dignidad de la existencia, y en un acto creador que requiere de un hombre interrogado por sí mismo y el medio circundante, que además exige el libre juego de enfrentarse a un acto de comprensión abierto, sin ataduras, en el que logre una posibilidad permanente de encuentro.

G. Aldana (1996) plantea al referirse al análisis de nuevas búsquedas sobre el estudio de la creatividad, al nacimiento de una nueva dimensión: la tercera generación creativa, la primera como la del pensamiento creativo, la segunda como la estrategia creativa, la tercera la del vivir creativo, en el reconocimiento de la posibilidad de nuevas formas de abordar el conocimiento y en el entendido de que gran parte de los impedimentos creativos, no son necesariamente de origen racional a nivel de pensamiento y se derivan en buena medida de pasar por desapercibido aspectos fundamentales de la vivencia humana.

J. Parra (1996) expone en relación a los estudios sobre creatividad, que se manifiestan nuevas tendencias desde distintos enfoques y disciplinas, que podrían ofrecer nuevos caminos a la investigación de la creatividad, los cuales al parecer están mucho más ligado a lo plausible, al azar, al mundo de las intenciones y al de las metáforas, que a los modelos tradicionales de descripción y explicación conceptual del mundo. La red de Pensamiento Complejo, en referencia a la concepción de la creatividad, expresa que ésta empieza a verse desde algunas teorías como un hecho ontológico más que cognitivo, enfatizando la presencia del ser humano ante su realidad como núcleo importante. Sustenta que es el hombre total el que participa en el evento creativo y esto define el carácter de ese evento y que no es sólo un problema de saber y conocimiento, teniendo en cuenta que en este acto el hombre se torna transformador y creador, puesto que participa de la dinámica real de la vida inmersa en la dimensión del caos y el desorden.

En este mismo sentido, sobre la reflexión orientada a una visión más amplia de la creatividad -S. De La Torre 2006-, expresa que los estudiosos del tema deben apuntarse a concepciones abiertas al cambio, a lo nuevo, los paradigmas que proporcionan visiones más abiertas y comprensivas del fenómeno humano, al estudio de flujos y energía, y fusión de fuerzas desencadenadoras de la manifestación creativa, producto de la dinámica integral del ser y el medio circundante.

En síntesis la concepción de creatividad que hasta hace poco la abordábamos como producto resolutivo, como una capacidad, una habilidad, un proceso meramente cognitivo, o una competencia, está siendo superada. Las teorías de la múltiples inteligencias de J.Gardner , el sentipensar propuesto por De La Torre, la inteligencia emocional de D. Goleman y el aprendizaje multidimensional, nos ofrecen contemplarla como una dimensión humana integral y compleja, como una manera simultánea de ser, querer, pensar y hacer en interacción permanente con el medo y con la vida, en la cual interviene un proceso cognitivo afectivo y energético en estrecha relación con la dimensión ambiental transformadora del sujeto y el objeto, para la generación, desarrollo y disfrute de manifestaciones nuevas, pertinentes y relevantes a niveles expresivos, recreativos o inventivos, que permanentemente lo dignifican y trascienden.

El fortalecimiento y desarrollo de la creatividad, no se apoya ya solamente en el conjunto de guías, instrumentos, técnicas y estrategias, estos van de la mano con la aceptación, comprensión y construcción integral del ser humano y su relación con el medio circundante, relaciones físicas, emocionales, energéticas, que construyen y generan mundos posibles. La física desde las fronteras de la ciencia aporta nuevos elementos de la comprensión universal; la Biología nos ofrece la posibilidad de establecer una trama de relaciones complejas del genoma y de la red de funcionamiento cerebral como de la relación mente y cuerpo; la Psicología nos aporta desde las corrientes psicoanalíticas y transpersonales la compresión del ser humano como un todo expresivo de su energía interior entramada con la conciencia cósmica y la energía universal; la educación, desde la comprensión del ser humano integral nos presenta un ser por descubrirse y construirse, con potencialidades y múltiples recursos, inacabado, aprendiz y edificador, esto solo por citar algunas vertientes que nos indican de manera divergente y reflexiva el camino por recorrer. Estas pistas son buenas fuentes para transitar, ejercer y acercarnos a la evaluación de la creatividad desde nuevos y más amplios ámbitos de referencia, una cuarta generación orientada a la interacción del ser humano con el mundo a través de la mediación y fusión de campos de energías está aflorando y con ello nuevas formas de comprenderla y evaluarla.

miércoles, 18 de febrero de 2009

Significación y Sentido de la Creatividad

Sentido Ético de la Creatividad
La Creatividad concebida como la dimensión humana (una forma simultánea de ser, querer, pensar y hacer) transformativa de la persona y del medio, en la cual interviene un proceso integral cognitivo afectivo para la generación y desarrollo de ideas nuevas, pertinentes y relevantes, tiene un profundo sentido ético, por cuanto es un hecho humano y social; la Creatividad intrisecamente significa crear, construir, lo cual se manifiesta en ideas, expresiones, objetos, sistemas, métodos que median el desarrollo social, cultural, económico y humano.

La Creatividad desde la dimensión educativa concebida esta última como el proceso de formación y desarrollo humano mediado por los intereses de la cultura, se vislumbra así mismo como una característica, un proceso, un producto y un ambiente que atiende al desarrollo del individuo y la colectividad. Desde la Educación, cualquier acto o hecho que contenga uno o en su conjunto indicadores creativos, (originalidad, fluidez, recursividad, flexibilidad, divergencia, iniciativa, solvencia, etc.) deja de ser creativo por loables que sean sus cometidos, si lesiona o destruye al ser humano. La creatividad desde el humanismo se concibe como creación no como destrucción, como valor de desarrollo y beneficio humano; -para qué inteligencia y creatividad en seres despiadados-, como lo planteara J. A. Marina, en el escenario del congreso mundial de creatividad 1993.

En este contexto la creatividad no es neutral, así para algunos una agresión venga de donde venga, contenga todas las justificaciones y signos de la creatividad; Desde la visión de Desarrollo Humano todos los sistemas, políticas, procedimientos, métodos de destrucción personal o masiva no son muestras de creatividad, solo son precarias muestras del ingenio humano para demostrar su propia incomprensión e incompetencia. Así como a la Creatividad, no le basta quedarse en la mera imaginación y exige materializarse, a la creatividad no le vasta solo plasmarse en realidades, exige el sello de la construcción y aporte al desarrollo humano.

El sentido de Valía de la Creatividad
Cuando el ser humano produce cambios, inventa, soluciona problemas, incorpora el concepto de valía que la producción asume o propicia; valía en términos de aporte y beneficio que el hecho produce, el valor intrínseco o agregado que la creación genera. La valía se manifiesta en la bondad que la originalidad o novedad del hecho ofrece, en la pertinencia para solucionar un reto o colmar una necesidad y en la relevancia en términos del impacto y cobertura social que este genera.

En los estudios sobre creatividad y creadores, existe generalmente un aspecto común al escenario de la creación: las soluciones creativas comúnmente se logran con la búsqueda de caminos diferentes, alternativos, ocultos o poco transitados, y además por lo general la solución no encaja dentro de los términos del paradigma reinante. Lla generalidad de las respuestas creativas son aparentemente a primera vista ilógicas, risibles o absurdas, inmorales o insociales, y desafortunadamente desde ese paradigma se juzga.

Para evaluar la Creatividad en estas condiciones se hace prudente, tomar distancia de los marcos rígidos de referencia con la que se le examina y asumir una evaluación así mismo creativa, es decir, original, pertinente y relevante. La mayoría de las ideas creativas se desechan por el poco porcentaje de lo que no les funciona o por los aspectos que no coinciden con la fromulación existente, dejando de lado buena parte de la pontencialidad de la idea y de los aspectos que verdaderamente funcionan.

Se hace necesario en el proceso de ideación crear escenarios propicios para la libre expresión, dejar obrar la mente sin restricciones, sin cortapisas, posponiendo los juicios, incorporando lo propio y lo ajeno, lo familiar y lo extraño, lo coherente y lo incoherente, lo definido y lo ambiguo; luego al evaluar incorporar futuros, situaciones alternativas, amplios marcos de referencia, apretura en las apreciaciones, flexibilidad en los juicios para finalmente seleccionar con el rigor de la convergencia, y con valores agregados de planes de acompañamiento, mejoramiento, posicionamiento y acción, las ideas.

Para evaluar la Creatividad como característica, es necesario consultar las diferentes formas y estilos de pensamiento, la disposición a las diferentes formas de inteligencia y a los diferentes constructos expresivos; para evaluar la Creatividad como proceso, es necesario cobijar de libertad los procedimientos y examinar de manera circular al evaluar el todo y la parte en un todo sistémico; para evaluar la creatividad como producto, es necesario observar su originalidad simultáneamente con su pertinencia y relevancia dando espacio a su valor tanto práctico como utópico; para evaluar la Creatividad como ambiente, es necesario atender a las condiciones de libertad, apertura, comunicación, lugar y medios.

La valía en la creatividad es un campo intrínsecamente creativo, es necesaria la condición de reflexión, cambio, flexibilidad y apertura, en un escenario lúdico y divergente, si no se corre el riesgo de que las ideas no lluevan y apenas nos goteen, o que nos convirtamos en excelentes carceleros de la creatividad o que con procederes permanentemente rígidos e inflexibles nos diplomemos y volvamos expertos en equivocarnos con verdadero acierto, o en hacer con acierto las cosas más desacertadas.